La penúltima semana de mi estancia en el IES Mediterráneo ha sido la más intensa, ya que me hice cargo de impartir la mayoría de las clases que tiene programadas mi tutora. Además de continuar con mi Unidad Didáctica dentro de las clases de Ámbito Socio-Lingüístico de 3º de Diversificación, también pude dirigir las clases de 1º de ESO y una de 1º de Bachillerato. Como las evaluaciones están cerca, muchas de esas horas también eran de exámenes, con la consiguiente labor de corrección que debe realizar el profesor. Parece un trabajo sencillo, pero si se une la corrección con la preparación de clases y el resto de tareas administrativas de un docente, la carga no es pequeña.
Como he dicho, era época de exámenes en el instituto, y pude observar los distintos comportamientos de los alumnos durante la realización de los mismos. Desde a intentar hablar con el compañero, pasando por chuletas en brazos o el uso del móvil para consultar el temario, tengo que decir que todo se ve desde la mesa del profesor. No sólo cuando se está contestando al cuestionario, sino desde que se entra a la clase. Si algún alumno recae en este blog, que sepa que si lleva chuletas se 'huele' a leguas.
En esta semana también asistí a una reunión de la Comisión de Coordinación Pedagógica, o como se le conoce, una Cocope. En este caso, se debatía cuál de las opciones escoger para las clases de guardia cuando se implante el sistema del 'Aula Materia'. Es difícil que intereses diferentes puedan ponerse de acuerdo en estos casos, pero por mayoría se decidió que exista un aula de guardia asignada a cada profesor para que, en caso de ausencia, se queden en esa estancia.
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